La taxonomía científica como una herramienta irremplazable en la validación de las plantas medicinales

 Si bien el uso de las plantas en la medicina tradicional tiene en cuenta su conocimiento ancestral, que incluyen no solo la manera correcta de diferenciarlas sino también las propiedades en cuanto a compuestos fitoquímicos que contienen, estos aspectos a menudo son ignorados cuando las especies son incluidas en procesos de comercialización masivos, ya sea de su estructura o sus productos derivados. Se supone que los encargados de comercializarlas deberían al menos contar con la validación científica y correcta de las plantas. Sin embargo, éstos las distribuyen y venden, utilizando sólo el nombre común y obviando por completo un aspecto esencial que es la correcta identificación taxonómica.

A lo largo de la historia, las plantas fueron nombradas por la gente que las utiliza, según el lugar geográfico donde se encuentre y según la lengua que se practique en el lugar. Es así como una misma especie puede tener distintos nombres en distintas regiones de un mismo país o del mundo. Adicionalmente, un mismo nombre común puede ser aplicado a especies distintas, como en el caso de la "khoa" o "muña" que incorpora a varias especies del mismo género o incluso de otros géneros (Clinopodium bolivianum, C. gilliesii, Minthostachys mollis, M. setosa y varias otras). Por otro lado, también los nombres comunes son diferentes para nombrar a una sola especie y esto es muy recurrente en Bolivia por su gran diversidad cultural. Por ejemplo, Baccharis genistelloides se conoce como "carkeja" y "charara" en castellano, mientras que en Aymara es referida como "kimsa k'uchu". Hay otros casos donde gente que migra, bautiza algunas plantas por su parecido con otras a las de su región original. Un ejemplo de esto último se evidencia en un árbol de los Yungas (Podocarpus) conocido en la región como "pino de monte", pero que ha sido rebautizado como "romero" por algunos migrantes debido al parecido de las hojas de este árbol con el romero del viejo mundo (Salvia rosmarinus). Estas situaciones hacen que las confusiones deriven en un uso inadecuado de las plantas medicinales.

Recientes estudios realizados en los mercados de la ciudad de La Paz mostraron que ciertas especies bien conocidas y ampliamente utilizadas, están siendo reemplazadas por otras que tienen una apariencia similar. Estas plantas son vendidas con el mismo nombre común y con las mismas prescripciones de preparación y aplicación. Un ejemplo demostrativo muy claro es el de la "cola de caballo", comercializada en todo el mundo para tratar problemas urinarios. Encontramos que en los mercados de plantas medicinales bajo este nombre se vendían hasta tres diferentes especies de plantas: Equisetum giganteum, que es la especie original y ampliamente conocida bajo este nombre, y otros dos taxones considerados riesgosos de consumir en casos de problemas urinarios: Ephedra americana E. rupestris, originalmente vendidas bajo el nombre de "sanu-sanu" para tratar otro tipo de dolencias, con fuertes efectos secundarios si se las consume para tratar dolencias urinarias (Bussmann et al. 2015). Esta confusión y/o mezcla de especies podría resultar peligrosa para personas que confían en el conocimiento del vendedor y que, al mismo tiempo, se automedican.

La sustitución de plantas medicinales no tóxicas por especies tóxicas o especies más demandadas por otras más comunes y de fácil acceso es un problema que está comenzando a ser identificado y reportado en los mercados regionales en algunos países (referencias). Problemas como éstos podrían ser identificados cuando las plantas son vendidas frescas, pero el problema aumenta cuando las plantas se venden procesadas (p.e. polvo, extractos y otros), impidiendo detectar estos errores. Sin embargo, no existen acciones y/o políticas específicas que apunten a solucionar estos problemas.

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